EL ALMANAQUE DE LA MEDICINA Y LA SALUD

La "mágica" infusión araucana

Con toda probabilidad, la primera vez que el "Viejo Mundo" oyó hablar de los araucanos fue cuando se publicó el poema épico "La Araucana" obra del escritor y militar español Alonso de Ercilla y Zúñiga. En esta epopeya se describe de manera heroica la lucha, del caudillo araucano Lautaro y del jefe mapuche Caupolicán, contra los ejércitos españoles.

Los araucanos eran, y son, un pueblo amerindio habitante de diversas zonas de la parte central y meridional de Chile y del occidente de Argentina. Cuando fueron "encontrados" por primera vez, allá por el siglo XVI, eran un pueblo que subsistía gracias a la caza y pesca, ya que apenas practicaban la agricultura. No obstante, conocían muy bien el medio que les rodeaba y por eso supieron sacarle mucho partido al boldo.

¿Sabes qué es el boldo? El boldo es un arbusto de la familia de las Monimiáceas que precisamente es originario de Chile, aunque en la actualidad también "vive muy a gusto" en toda la cuenca mediterránea.

Los araucanos se alimentaban de sus bayas y lo tomaban como infusión a modo de tónico. También lo utilizaban para mejorar problemas hepáticos, favorecer la digestión y para ayudar en la expulsión de gases. Desde que aquellos originarios americanos comenzaron a utilizar el boldo para usos medicinales han pasado muchos años, no obstante, los usos no han variado mucho y actualmente el boldo se sigue empleando para tratar afecciones relacionadas con el hígado, el estómago y como remedio para los cálculos biliares.

Las propiedades farmacológicas y sus muchas indicaciones deberían merecer más atención por parte de la comunidad científica ya que está claramente probada su acción hepatoprotectora, aperitiva, digestiva, colerética, colagoga, antiinflamatoria, funguicida y diurética. Además, en dosis elevadas es hipnótico, sedante y anestésico.

Por todo ello, podríamos decir que el boldo está especialmente indicado para tratar estreñimiento, colelitiasis, hepatitis, disquenesia hepatobiliar, dispepsias, cistitis e incluso migrañas relacionadas con disfunciones biliares.

Aunque la forma más habitual de uso es mediante infusión, también se pueden preparar cataplasmas (hojas cocidas envueltas en un paño), baños (cocción de hojas añadidas al agua del baño), vino (macerando hojas machacadas en alcohol de uva y vino blanco) o jugo (torsión de hojas frescas).

Pero, a pesar de sus magníficas propiedades debemos tener presente que está contraindicado si se padece obstrucción de las vías biliares y durante el embarazo y la lactancia. Además, al ser el boldo una planta "fuerte", no deberíamos abusar de ella ni sobrepasar las dosis recomendadas. Para estar seguros de qué tomamos y cómo, es siempre aconsejable acudir a los profesionales de la salud.

Reflexionando un poquito sobre el boldo y los araucanos podemos apreciar cuánto todavía podemos aprender de la naturaleza y de muchos pueblos y culturas ancestrales.