EL ALMANAQUE DE LA MEDICINA Y LA SALUD

Afrodisíaco inglés

Son muchas las culturas y los pueblos que a lo largo de los tiempos, de una forma u otra, han buscado algún "elixir" con efectos afrodisíacos, es decir que han ido detrás de plantas o sustancias supuestamente capaces de estimular y favorecer la excitación sexual. Lo cierto es que para muchos de nosotros algunos de estos productos nos pueden parecer irrisorios y no veríamos en ellos más que un alimento, como otro cualquiera.

Uno de estos alimentos que en un principio para el gran público no tendría una consideración afrodisíaca es la alcachofa. No obstante, esta no era la impresión para muchos ingleses durante parte de la Edad Media y el Renacimiento. Sí, en Inglaterra esta sabrosa verdura se consumía como afrodisíaco.

Al parecer uno de los primeros descubridores y por supuesto, un gran promotor publicitario de las alcachofas por el puesto relevante que ocupaba, fue el rey Enrique VII de Inglaterra. Así es que para "dar la talla" con las mujeres, seguramente mucho más jóvenes que él y en mejores condiciones físicas, el rey acostumbraba a diario a comer una buena cantidad de alcachofas asadas. Posiblemente no sería lo único que comería, pues según los retratos que nos han llegado de su real majestad, estaba bien rollizo, así es que de seguro daría buena cuenta de todo tipo de carnes tanto domésticas como de caza y de otros manjares típicos de la época. (1)

Al parecer los ingleses exportaron la moda y esta cruzó el Canal de la Mancha. Una de las mayores defensoras de la afrodisíaca alcachofa al otro lado del Canal fue la reina francesa Catalina de Médicis. Ella fue la impulsora del consumo de alcachofas en Francia y en parte del continente europeo. Era tan aficionada a esta verdura que, las malas lenguas de la época contaban que durante un banquete, comió tal cantidad de estas que casi revienta. Posiblemente estaba deseosa de aumentar los efectos del "elixir vegetariano".

Hoy en día se valoran otras cualidades de la Cynara scolymus (alcachofa), especialmente por sus principios activos y por su acción farmacológica, indicada para muchas patologías como anorexia, dispepsias hiposecretoras, disquinesias hepatobiliares, colecistitis, colelitiasis, hepatitis, cirrosis. Arterioesclerosis, hiperlipidemias: hipercolesterolemia, hipertrigliceridemia, por citar alguna. Pero sin usar términos tan técnicos y a grandes rasgos, podemos decir que la alcachofa se puede utilizar para combatir el colesterol, para proteger el hígado o para eliminar grasas.

No todo van a ser virtudes, tampoco le podemos pedir tanto a este humilde vegetal, por ello está contraindicada cuando se padece una obstrucción de los conductos biliares o durante la lactancia. En este último caso, no estaría contraindicada para la madre que da el pecho, sino para el bebé, ya que si la progenitora comiese alcachofas, es posible que su leche le supiera más bien amarga.

En reglas generales podemos decir que la alcachofa es sanísima, así es que si te gusta no lo dudes, y a lo mejor quién sabe, puede que descubras que Enrique VII o Catalina de Médicis tenían razón.

(1) No está demostrado que las alcachofas tuviesen algo que ver con la "afición" de Enrique VII de coleccionar esposas para después deshacerse de ellas. (Es broma)