DIARIO MULTIMEDIA DE INFORMACIÓN - DESARROLLO PERSONAL - OCIO - CULTURA - TURISMO - Desde 1998 en la red
EL ALMANAQUE DE HOY REVISTA EL ALMANAQUE
 

LÉXICO

TELEOLOGÍA

Su definición es: "Doctrina de las causas finales". Los escolásticos sentaron el principio de que quidquid fit, propter finem fit = "todo lo que se hace, se hace con algún fin". Y Aristóteles, más conciso aún, encerró su doctrina teleológica en dos palabras: ouden mathn udén máten) = "Nada en vano". Y Santo Tomás de Aquino, dice: Si no hubiese un fin último, no tenderíamos nunca a nada; ni llegaría ninguna acción a su término; ni tendría descanso la inclinación a ir hacia algo. Si no existiese un primero que nos moviese hacia un final, nadie empezaría a hacer nada, ni se tomaría nunca ninguna determinación, sino que se le daría vueltas hasta el infinito. Si algo queda claro de todo esto, es que si no existe un destino, es decir un final de trayecto, nada se pone en marcha. La doctrina suena obvia. Pero está en flagrante contradicción con el mecanicismo, que no necesita causas ni fines, tan duro de roer intelectualmente como su contrario. Vamos al léxico:

Advertencia previa: el griego cuenta con dos palabras muy próximas fonética y gráficamente: teloV (télos), un sustantivo profusamente usado, que significa fin, término, realización, cumplimiento, resultado, éxito, decisión, determinación, punto culminante, cima, pleno desarrollo, consumación… en este término se han desarrollado todos los significados que se han ido generando a partir del primitivo, que quizá proceda del verbo (tellw / téllo), que significa cumplir, venir a la existencia, nacer, salir (el sol, la luna, etc.) Es por tanto un concepto de culminación, más que de acabamiento (éste se incluye en tanto en cuanto es también culminación y perfección de una cosa). TeloV ( télos) (con e épsilon = ebreve) es, pues, en sustancia el fin al que uno se ha propuesto llegar o hacer llegar algo. Es una consecución en el sentido estricto de la palabra: algo que sigue a un propósito, que se consigue porque se ha tendido hacia ello. En el

teloV (télos) está implicada la in-tención (in-téndere), la voluntad. Contaminando esta palabra tenemos el término thle (téle), (con h éta, = e larga), adverbio que significa "lejos" y del que hemos formado las palabras tele-visión, telé-fono, tele-scopio, tele-patía, tele-mando, etc. En todas ellas, el factor dominante es la lejanía. El problema es que tal como el hombre de otras épocas tuvo un gran afán por conocer en qué dirección iba, y quién determinaba esa dirección, hoy consideramos ocioso hacer averiguaciones en ese sentido. No nos importa. Parece talmente que nos hayamos creído a pies juntillas lo del determinismo, y que las cosas, incluso las nuestras, serán lo que tengan que ser al margen de los fines que nos propongamos. No nos importa pues, ocuparnos de adónde vamos, sino cuán lejos y cuán deprisa vamos. El elemento "lejos" ha invadido nuestras vidas: se trata de hablar de lejos, de ver cosas que suceden lejos, de mover cosas de lejos, de estar conectados con realidades lo más lejanas posible. Todo lo tele, lo lejano, nos fascina, nos atrae. Como si hubiésemos agotado nuestro entorno más próximo, como si nos hubiésemos agotado nosotros mismos. Más allá, aún más allá, cuanto más allá, mejor. Pero que no nos pregunten qué buscamos más allá, porque no lo sabemos. Simplemente nos alejamos. Sería bueno preguntarnos de qué nos alejamos. Todo lo que es tele, no importa telequé, nos arrastra como los espejismos tiran con fuerza del que camina por el desierto; pero son señuelos que nunca se dejan alcanzar.

EL ALMANAQUE examina hoy el concepto de teleología.

Mariano Arnal

 

Libros relacionados con el Léxico:

Copyright EL ALMANAQUE todos los derechos reservados.