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LÉXICO - DERMA

 

Derma, dermatoV (dérma, dérmatos) es el enunciado de esta palabra, que significa piel, y que en latín recibirá dos traducciones: pellis (de donde hemos derivado pellejo, piel y su diminutivo película), y por otra parte cutis, que en cosmética hemos incorporado tal y cual, y del que hemos derivado los cultismos cutáneo, subcutáneo y cutícula. Vamos por el significado de derma (dérma). Frente a una sola decena de términos que desarrolló el griego, ninguno de ellos de carácter médico, en nuestra lengua se han formado más de 150 palabras a partir de esta raíz. Parece que el primer significado de derma (dérma) para los griegos fue el de piel desollada, separada ya del cuerpo del animal. Así se llamó "derma" a las pieles que se usaban para cubrirse (por ejemplo la de león, muy apreciada), a las que se usaban amontonadas para formar la cama, al escudo, al odre. A todas esas cosas las llamaban "dérmata" (plural), pieles. Se pasa de aquí a denominar también la piel viva, es decir puesta, tanto en el hombre como en los demás animales (en latín a esta piel se la llama cutis). Y de aquí, por analogía, se pasa a denominar "derma" desde el caparazón de la tortuga y la envoltura de los crustáceos, a la corteza de los árboles y la piel de las frutas. Entre los términos derivados, vale la pena destacar los adjetivos dermatinoV (dermátinos) y dermatikoV (dermatikós). El primero se refiere a la materia, y significa de piel o de cuero. El segundo es de relación: se refiere a todo lo que tiene que ver con la piel. Así, dermatikon argurion (dermatikón argýrion) es la plata, el dinero obtenido por la venta de las pieles de las víctimas. DermatourgikoV (dermaturguikós) es el curtidor. Queda claro, pues, que en cualquier caso los griegos cuando hablan de dermis se refieren a la piel completa, no sólo la epidermis (que es lo que solemos entender por piel, sino todo lo que resulta de desollar el animal, pelo incluído, como cuando nos referimos a "las pieles", preferentemente en plural. También el cuero forma parte de este contexto.

Las derivaciones de esta palabra se bifurcan entre el nominativo (derma / dérma) y el genitivo (dermatoV / dérmatos), igual que en gyné, gynaikós (mujer), kínema, kinématos (movimiento), y muchas más. En rigor las formas de genitivo deben interpretarse precedidas de la preposición de. Por consiguiente, todo lo que sea dérmato-, será "de la piel"; gynaiko- (reducido el acento, gyneko-), de la mujer; kinémato-, del movimiento. Los derivados que han llegado incluso a los diccionarios de bolsillo, en el dominio de la medicina, son dermatólogo (el especialista de la piel) junto con dermatología, y epidermis. La epidermis según indican los elementos de que está formada la palabra, es la capa superior de la piel (epi / epí = encima). Se distinguen en ella seis capas, la penúltima de las cuales es la capa córnea (la última es la de descamación). Curiosamente las uñas, pezuñas, picos, pelos, plumas, cuernos, escamas, etc. son auténticas formaciones epidérmicas, de modo que no queda lejos de la realidad científica la inicial visión de los griegos, que incluyeron en el concepto de dermis también el caparazón de la tortuga. En zoología vuelve a aparecer el concepto de piel (equino-dermos) aplicado a los duros y punzantes caparazones de los erizos de mar (ecinoV / ejínos) y en los paquidermos (pacuV / pajýs = fuerte, duro, grueso). Dos realidades muy alejadas de nuestro concepto de "dermis".

Mariano Arnal

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