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LÉXICO

RECIBIR

Aunque sea socialmente inconveniente, hay que decir que cuando hablamos de que las mujeres reciben malos tratos, incluso cuando decimos que los sufren, estamos al mismo tiempo confesando algún género de colaboración con el sujeto agente; porque teniendo la mujer alguna posibilidad de liberarse, aunque sea mínima y heroica (comparada con el niño, que no tiene ninguna, esto es evidente), al menos aporta la aceptación y el aguante, tan de mal grado y con tanta resignación como se quiera, pero aceptación al cabo. La prueba ex contrario es que cada vez son más las mujeres que se salen de esta situación ellas mismas; sin que las saque nadie. Siendo evidente, por otra parte, que el cambio de tendencia no procede de la voluntad de los agresores, sino de la determinación de las agredidas a no seguir soportando esta situación, es aquí donde hay que aplicar el bisturí.

Recipio, recípere, recepi, receptum, es el verbo latino del que procede recibir. Es un compuesto de capio, cápere (de aquí hemos formado caber, trasladando el acento), captum (de aquí, captura, captar, captación, capcioso...). Está claro que se trata de un verbo activo. Incluso con-cebir, derivado también de cápere, se considera activo; de ahí que se considerase a la mujer responsable de la esterilidad, por omisión. Cápere tiene en latín una amplitud de significados semejante a la española. Los básicos son tomar, coger, apoderarse de algo. Entre las formas curiosas de este verbo tenemos la que se refiere a la disminición de las facultades (como si alguien las detrajese o robase): mente captus es el que ha perdido la razón, aquel a a quien le han cogido la mente. Velut mente capta vaticinari, pronunciar vaticinios como presa del delirio. De aquí procede la palabra mentecato; captus áuribus, privado del oído; captus religione, aprisionado por la religión = incapaz de actuar a causa de los escrúpulos. También en forma pasiva, tenía el significado de seducir, cautivar, engañar a alguien, fascinarle: te coniux aliena capit = la esposa ajena te tiene cautivado; captus amore= enamorado; cave ne capiaris = vigila que no seas cazado, seducido. Cuando a cápere le añadimos el prefijo re, en latín se expresa la vuelta atrás a tomar algo; es decir ir expresamente a buscarlo: recípere se in castra es recogerse en campamento, retirarse; recípere ánimam es retomar el alma, cobrar aliento; recípere ánimos ex pavore, recuperarse del miedo. Y a partir de aquí, estamos ya en nuestro significado dominante de recibir, admitir, aceptar: recípere áliquem domum, recibir a alguien en casa; si recipiatur poética fabulósitas, si se admite la fabulosidad poética... Lo que es evidente en cualquier caso es la acción necesaria por parte del que recibe. Es cierto que la actividad principal corresponde a quien da, ofrece, inflige, etcétera. Pero quien recibe no es meramente pasivo: si no acepta de alguna manera, si no ofrece algún género de receptividad, la acción no es la misma. Quien recibe malos tratos, quien renunciando a su condición de sujeto tolera convertirse en objeto y ser tratado como tal, aporta a su situación bastante más que el animal que finalmente se deja montar. Estos animales suelen ofrecer una resistencia mucho más dura antes de dejarse montar y aceptar los demás malos tratos. Pero el servilismo y el infantilismo de la educación femenina tradicional, que mina hasta límites increíbles la autoestima, es en buena parte responsable.

Mariano Arnal

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