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DEL DIA A DIA
EL DÍA DE MERCURIO
. Enseñanza

GIMNASIOS Y GIMNASIAS

Los primeros gimnasios griegos son dependencias anexas a los templos, algo así como las escuelas catedrales de la Edad Media; en Roma evolucionan los gimnasios hacia las termas. En el Renacimiento se recupera la denominación de gimnasio para las escuelas en que se enseñan las lenguas clásicas, y de ellos nace el patrón de la escuela jesuita; cuando predominó el pietismo y se consideró a los clásicos la puerta de entrada del paganismo en la escuela, se las siguió llamando gimnasios, pero se proscribió la enseñanza del latín y el griego. En algunos países como Alemania, Suiza, Italia, se ha conservado la denominación de gimnasio para los centros oficiales de enseñanza media. En el siglo XIX y principios del XX, en España y Francia los ejércitos incorporan la gimnasia a sus ejercicios y construyen los primeros gimnasios de los que por evolución proceden los actuales gimnasios. Siendo por otra parte la gimnasia una disciplina en la que se incluye (aún hoy, bajo el nombre de Educación Física), junto con la práctica, un considerable caudal de teoría, los gimnasios militares impulsaron de nuevo el uso de esta denominación para los centros de enseñanza media. Y en cuanto a la asignatura que se denominó gimnasia y se introdujo en las escuelas prácticamente al empezar el siglo XX, como reflejo de su implantación en los ejércitos, y formando un totum revolutum con la mejora de la raza, el militarismo y el nacionalismo, acabó arraigando definitivamente en la escuela e impulsando el culto a la educación física (este es el nombre que le ha quedado) y al deporte. Todo este movimiento gimnástico coincidió con la restauración de los Juegos Olímpicos, nacidos en Grecia propiamente como competiciones gimnásticas. Su evolución y sus formas (escaparate en que los estados, enhiestas las banderas, exhiben su tipología humana y su capacidad de sacarle cada vez más glorioso rendimiento); la evolución y las formas de los Juegos Olímpicos, digo, nos ilustran a las claras de cómo andan nuestros valores gimnásticos. He ahí a vista de pájaro los vaivenes de un nombre que hoy ha recalado finalmente en los gimnasios, otra institución que nos señala con bastante claridad dónde estamos y hacia dónde vamos. En este aspecto, como en tantos otros, venimos de Grecia, claro está. Era la sociedad del ocio: el trabajo lo hacían los esclavos, así que los griegos mientras no hacían la guerra, como no tenían suficiente caza para entrenarse (que ha sido siempre, a decir de Maquiavelo, el mejor entrenamiento para la guerra) se dedicaban a ejercitar el cuerpo en los gimnasios, y eventualmente a competir entre sí (las ciudades-estado, no los individuos) en esos ejercicios. Y vaya casualidad, con la decadencia del ejército griego (fueron tirando cada vez más de mercenarios) decayeron también los gimnasios y los Juegos Olímpicos. Nosotros no estamos en una cultura del ocio, como los griegos, pero sí en una forma de vida ociosa para el cuerpo, que propiamente no trabaja, por lo que se ha convertido en algo vital el recurso a la gimnasia, a los gimnasios y al deporte, y por consiguiente el culto a la forma física, que se exalta y se mitifica en los deportes y se prolonga en las marcas deportivas. Lo que se vende es la forma física, en un desnudo suficiente como para apreciarla. Y la industria organizada en torno a todo ello, es de las más prósperas que hoy se mueven.

EL ALMANAQUE atiende hoy a una de las actividades-asignatura de la escuela que más continuidad tienen luego fuera de ella: la gimnasia (Educación física).