BIOLOGÍA

En los himnos homéricos aparece ya el verbo biologew (biologuéo), con el valor de contar la vida de alguien o hablar de su vida. Usaron también el término biologoV (biológos), con el que designaban al narrador de vidas y costumbres, cosa que se hacía con gran acompañamiento mímico, por lo que llamaban también "biólogo" al comediante, al cómico. En efecto, a partir de bioV (bíos), que es vida, más la sustantivación de legw (légo), que es "decir, contar, narrar" en logoV (lógos), el resultado es "contador, narrador o representador de vidas". Totalmente simétrico de "biografía y biógrafo" (escritor de vidas). Es evidente que los modernos términos de biología y biólogo no se importaron del griego directamente, sino que se han formado de nuevo en línea con los innumerables neologismos referidos a conocimientos y especialidades acabados en –logía o en –logo.

Otra curiosidad léxica: en griego bioV (bíos) es la vida, en todas las acepciones que tiene también en nuestras lenguas. Y bia (bía) es la fuerza vital, el vigor; y por extensión, cualquier clase de fuerza y la violencia. Se ven por tanto muy próximos ambos términos tanto en por su forma como por su significado. Más aún, los verbos biow (bióo) = vivir, y biaw (biáo) = violentar, coinciden en algunas formas. En la formación de compuestos, vuelve a darse el cruce: el prefijo que significa violento (biaioV /báios) se convierte en el que significa vida (bioV bíos) en la palabra bioqanasia (biozanasía) = muerte violenta y en su correspondiente verbo. Queda por tanto la duda razonable de que la vida y la violencia sean en su origen una misma cosa. Y más razonable aún la duda de que la muerte violenta sea la más propia de la vida, la más vital.

La biología tal como nos la definen los diccionarios (ciencia que estudia la cadena completa de los seres vivos a lo largo de toda la historia de la vida en la Tierra) es una ciencia muy antigua (historia natural se la llamó también), de la que se ha ocupado el hombre desde que empezó a organizar los saberes en la filosofía. Pero adquirió el nombre y el impulso que actualmente tiene en 1802, año en que parece que simultáneamente pusieron en circulación este nombre Lamarck en Francia y Treviranus en Alemania. Se ha entendido desde siempre dividida en la rama vegetal (botánica) y la animal (zoología), que a su vez se subdividen en numerosas ramas. Por biología a secas suele entenderse la biología general, que se ocupa solamente de los problemas generales de la vida orgánica: formación del ser vivo, evolución de las especies, génesis de la vida, reproducción y desarrollo de los seres vivos. Los siglos XVIII y XIX fueron decisivos para el desarrollo de la biología. Es importante señalar, desde una perspectiva léxica, la trascendencia de los trabajos de sistemática emprendidos especialmente por Linneo que en 1758, en la décima edición de su Systema naturae, fija ya la fórmula de la nomenclatura latina que permitirá clasificar más de 350.000 especies vegetales y más de 1.000.000 de especies animales con un rigor casi matemático. Pero es quizás el hecho de haberle encontrado un lugar al hombre en el conjunto de los seres vivos y el salto a la ecología, la más relevante aportación de la biología al pensamiento humano.

Mariano Arnal

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