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ARTICULOS - ECOLOGIA

DADME UN PUNTO DE APOYO, Y MOVERÉ EL MUNDO

El par ontogénesis-filogénesis viene a funcionar como un nuevo y valiosísimo instrumento de observación que nos permite abordar el estudio de la vida con una perspectiva que arroja las suficientes luces y sombras como para plantear aunque sólo sea nuevos interrogantes. El simple hecho de comparar como si de vidas paralelas se tratase, la evolución de la especie (filo) y la del individuo (onto), ya es de por sí un buen punto de partida. En el puro plano filológico, es básico disponer de pares de oposiciones para delimitar con mayor precisión el valor de cada uno de los miembros: es la aplicación léxica del sistema binario que tan milagroso ha resultado en la informática y luego en todo sistema lógico, que arranca del elemental principio de contradicción, que definía la escolástica en el simul non potest idem esse et non esse (no puede al mismo tiempo una cosa ser y no ser). Es que si no tenemos un referente, ni siquiera sabemos si nos movemos hacia delante, hacia atrás, o nos estamos quietos. A cualquier cosa le cabe como referente su contrario: al uno, el cero; al sí, el no; al blanco, el no blanco... y eso sólo, permite ya un razonable juego lógico. Pero cuando la oposición se amplía, y se cruzan series infinitas de oposiciones, entramos en un sistema de cálculo lógico, o de lógica matemática, que permite razonar hasta a las máquinas. Y si conseguimos una oposición tal que cada uno de los elementos ejerza de punto de apoyo respecto a su opuesto, basta colocar bien la palanca para mover pesos enormes. Es el caso de la oposición ontogénesis / filogénesis. ¿Qué ocurre cuando aplicamos su mecánica al análisis del origen del lenguaje? Pues por empezar constatamos que tanto en la evolución de la especie (ontogénesis) como en la del individuo (filogénesis), la obra creadora más ingente y más vital, se realiza en los primeros tramos de la vida, los más próximos a la irracionalidad, porque esos son los de la plenitud. He ahí una palanca con la que podemos mover todo un mundo: la experiencia nos muestra que en toda infancia se acumula muchísima más capacidad creativa que en el resto de la evolución, sea de los individuos, sea de la especie. El auténtico liber se crea en la infancia. Lo que viene luego ya no es más que corteza y peso muerto y abarrocamiento de la vida. Y si conforme a esta intuición trazamos la gráfica del espíritu humano, y volvemos de nuevo a las vidas paralelas de la especie y del individuo, resultará que en ambas vidas tendremos una línea ascendente y sostenida, que tendrá su inicio en el mismo nacimiento, o quizás incluso durante la gestación, y que al acabarse la niñez se quiebra, iniciando así el descenso, que ya no es sostenido como el ascenso, sino que presenta diversas inflexiones. De lo cual sería inevitable inferir que todo el desarrollismo actual no es más que hojarasca, que en todo caso sirve para dificultar más que para potenciar nuestro auténtico crecimiento hacia dentro. Ciertamente en toda biografía hay momentos de mayor capacidad, vigor, energía, actividad internas. Y estos son siempre los primeros momentos. Igual que un río presenta en su nacimiento su máxima belleza, energía y vitalidad, para sosegarse cada vez más, hasta quedar todo quieto e igual a sí mismo y al mar en que muere (Nuestras vidas son los ríos...), así también las vidas de los individuos y de las especies: tienen en sus inicios todo el brío y la vitalidad propias de la vida que empuja (juei / fýei). ¿Nuestra fysis está en auge o en decadencia? ¡Chi lo sa!

EL ALMANAQUE se ocupa hoy del par ontogénesis-filogénesis.