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EL DIA A DIA

HIJOS-SUJETO, HIJOS-OBJETO

Los hijos-medicina podr�a ser la palabra-definici�n del fen�meno que estamos discutiendo esta semana en dos casos: uno que ha saltado a los informativos de todo el mundo, por estar relacionado con la gen�tica, y otro que supongo de �mbito espa�ol exclusivamente. Tienen en com�n ambos casos que en uno y otro el ni�o es destinado a servir de medicina. Nobil�simo objeto; seguramente el m�s noble que se pueda imaginar, pero objeto. En el caso m�s sencillo se trata de un ni�o que ha sido dado en adopci�n a un matrimonio para sacarlo del ambiente enfermizo y peligroso que le ofrece la madre, que padece serios trastornos mentales. Se trata de una decisi�n judicial que en principio parece acertada. Pero he aqu� que el psiquiatra de la madre enferma emite dictamen exponiendo que contribuir�a de forma importante a la salud mental de la madre el darle la esperanza de recuperar a su hijo; para ello, tendr�a que ser apartado el ni�o de los padres adoptivos e internado en un hospicio (�ste ha sido hasta hace poco el nombre de los que hoy llaman centros de acogida), con lo que el cr�o perder�a el padre y la madre efectivos que ahora tiene; pero a cambio su madre biol�gica ganar�a la posibilidad de poner en marcha con su hijo una terapia que consistir�a en que se lo llevasen de vez en cuando, y cada vez con mayor frecuencia al centro psiqui�trico en que est� internada, hasta conseguir, si la medicina surte el efecto esperado, la total rehabilitaci�n de la madre y el restablecimiento de los lazos afectivos con el hijo. Si no sale bien, tampoco pasa nada, porque los actuales padres adoptivos, u otros, lo recibir�n de nuevo con los brazos abiertos. Eso es lo que ha decidido la justicia, que ha atendido los innegables derechos de la madre. En este caso el sujeto de derecho es la madre, y el ni�o no es m�s que el objeto sobre cuya posesi�n disputan dos familias. La justicia no ha hecho m�s que adjudicarle la posesi�n del ni�o a la familia que tiene mejor derecho. El objeto pues, es decir el ni�o, ser� entregado a quien tiene m�s derecho a gozar de su posesi�n. Y trat�ndose de un uso tan noble del objeto, como es la curaci�n de su madre, la justicia lo tiene clar�simo. En el otro caso, el de Molly y Adam, el problema es el mismo: Molly necesita un donante de medula para salvar su vida; y puesto que la mejor f�rmula para evitar el rechazo es producirle el material de encargo, a la medida, los m�dicos dicen que lo ideal es producirla en un hermanito, que ha de ser seleccionado gen�ticamente para asegurarse de que no arrastra la enfermedad gen�tica de Molly. Proceden pues a la fecundaci�n in vitro de 15 �vulos de la madre con esperma del padre. Dejan desarrollar los embriones hasta el momento cl�nicamente id�neo (en este caso, es uno el momento, y en otros casos ser� distinto); y cuando lo tienen claro eliminan los 14 que no interesan (�l�stima tener que desperdiciar un material gen�tico tan valioso!; cuando estas t�cnicas est�n m�s avanzadas, y los prejuicios �ticos superados, podr�n aprovechar el resto de los embriones para obtener c�lulas, tejidos e incluso �rganos; �ste es un primitivismo que se superar�, �claro que s�!). Seleccionado, pues, el m�s id�neo de los 15 embriones, se desechan los 14 que no sirven, y se implanta el embri�n �til en el vientre de la madre. Nace el ni�o, y parece ser que de la placenta (pero tampoco importar�a que fuese de la misma medula de Adam) obtienen el material necesario para el trasplante. Probablemente todos hubi�semos hecho lo mismo. Pero eso no nos garantiza que sea lo mejor.

EL ALMANAQUE examina hoy la palabra objeto, tan usada respecto a la mujer.